BARRANQUILLA_ La historia del Caribe colombiano se teje a puntadas de las manos que saben. Cómo parte de una iniciativa que no solo busca crear comunidad en los barrios de Barranquilla, sino también promover hábitos saludables, los clubes de tejedoras se multiplican al punto de congregar ya a más de 700 mujeres que a través del arte textil desarrollan proyectos únicos en la ciudad.
En la combinación de esos mundos, las intervenciones de ciudad también toman su lugar, en este caso en particular se presenta como una exposición de arte itinerante ‘Barracudas al vuelo’, una propuesta que busca reinterpretar las barracudas de Alejandro Obregón, las cuales se exhiben actualmente en la 59, en el corazón del barrio El Prado.
Lucero Giraldo, una de las protagonistas del proyecto Barracudas al Vuelo, forma parte del grupo de mujeres que transformó el arte del tejido en una experiencia colectiva y simbólica. La instalación, compuesta por cerca de 80 figuras flotantes, reinterpreta desde el crochet la memoria del Caribe y la importancia de adaptar los saberes del pasado al presente. Para Giraldo, participar en esta iniciativa ha sido motivo de profunda alegría: nunca imaginó que lo que empezó como un simple pasatiempo se convertiría en un arte con propósito y alcance social.
Nacida en Medellín y dedicada al oficio de estilista, Giraldo integra el Club de Tejedoras, una red que, junto con las artesanas de Arte y Tejido del corregimiento de Chorrera, en Juan de Acosta, Atlántico, dio vida a esta obra colectiva inspirada en las pinturas del maestro Alejandro Obregón.
Las Barracudas al Vuelo rinden homenaje al esplendor del Caribe que el artista inmortalizó en los años sesenta, traduciendo su visión pictórica a un lenguaje textil lleno de textura, color y movimiento.
Un arduo trabajo
Durante dos días de trabajo intenso, 64 tejedoras elaboraron un total de 82 barracudas, entre las cuales 16 alcanzaron dimensiones de hasta 1,80 por 70 metros. En su confección, reutilizaron trapillos donados por una tienda de pantalones y se guiaron por una paleta de 14 colores obtenida de los retazos disponibles. Con tonos vibrantes como amarillos, rojos, rosados y azules, las creadoras reflejaron la energía caribeña y, al mismo tiempo, reivindicaron el valor de las prácticas sostenibles en el arte.
La instalación se presentó en el marco de Ixel Moda y Barranquilla es Moda 2025, en el icónico callejón de Gases del Caribe. Las piezas, dispuestas en distintos formatos macro, emergentes, colgantes y personales, interactúan con el entorno urbano y natural: algunas cuelgan de la fachada de los edificios, moviéndose con el viento como si realmente volaran; otras emergen entre las zonas verdes, simulando barracudas atrapadas en redes invisibles.
Volando sobre El Prado
Cada barracuda es única. Las tejedoras cuidaron cada puntada con precisión, delineando las estructuras metálicas que daban forma a las figuras y recreando hasta las escamas de los peces. Ninguna pieza se repite: algunas fueron tejidas con líneas continuas, otras con entramados que recuerdan redes o corrientes marinas. Esa diversidad, según explica Martha Pérez, es reflejo del sello personal de cada creadora. “Cada tejedora interpreta la estructura a su manera, unas juegan con líneas, otras con cadenetas, y en esos movimientos se nota su estilo propio.”
Más allá de su valor estético, Barracudas al Vuelo representa una manifestación de empoderamiento femenino. Las artesanas de Chorrera, reconocidas por su destreza y compromiso, son ejemplo de emprendimiento y constancia. La calidad de su trabajo no solo se ve, sino que se prueba: las barracudas, expuestas al viento, la humedad y el sol, permanecen intactas más de dos semanas después de su instalación.
Ese mismo nivel de excelencia les ha permitido trascender fronteras: las tejedoras de Arte y Tejido de Chorrera ya tienen presencia en ocho países, de acuerdo con Mery Pérez, docente y guía de las artesanas.
Barracudas al Vuelo es, en esencia, una metáfora del Caribe que se reinventa: una región que rescata sus saberes ancestrales y los proyecta hacia el futuro con creatividad, comunidad y conciencia ambiental. En cada hilo y cada nudo se teje una historia de mujeres que, con sus manos, transforman materiales reciclados en símbolos de libertad, resiliencia y belleza.







