SANTA MARTA_ Su nombre es José Luis Baute Molina, tiene 39 años y labora en Atesa como ‘escobita’, una labor que ejerce desde hace 8 años y en la que deja al descubierto su don de gente, dedicación por el oficio y humildad.
Con su imponente y voluminosa figura barriendo las calles, llama la atención de todos. Su estatura araña los dos metros y pesa 130 kilos.
Este registro físico hace que no pase inadvertido ante los ojos de los transeúntes, pero es su espíritu y su entrega, lo que verdaderamente lo hace destacar.
Sin importar el sol o la lluvia, José Luis Baute barre las calles con una pasión que inspira a todos quienes lo ven. La carrera 19, entre las avenidas del Río y Libertador, suele ser el área de su recorrido.
«Me encanta lo que hago, pues esto no solo es un trabajo, es mi forma de contribuir a la comunidad», comenta.
En las calles la gente responde a su nobleza con afecto y gratitud. Los niños lo saludan con entusiasmo, los adultos lo respetan y los turistas lo fotografían, quizás para llevarse a sus tierras un símbolo de la ciudad.
«Es un ejemplo para nosotros pues con su oficio hace que esta ciudad sea un lugar mejor», dice María Alzate, una vendedora ambulante, quien destaca el hecho de que «siempre está sonriendo y dispuesto a ayudar».
Baute (como a secas lo llaman sus compañeros en el trabajo) representa los valores que hacen orgullosos al nativo o raizal, siendo ejemplo para Maximiliano, su hijo de crianza, y para sus amigos en el trabajo, como Roberto Silva, quien sostiene que «es un modelo a seguir, un recordatorio de que cada trabajo es valioso y merece ser reconocido».
En un mundo donde la notoriedad a menudo se busca a cualquier precio, José Luis Baute, es el ejemplo de que la verdadera grandeza se encuentra en la simplicidad y la dedicación. Es un testimonio de que, sin importar la estatura o el peso, lo que verdaderamente tiene valor es el tamaño del corazón.