Julio E. Sánchez Vanegas lo fue todo en los medios colombianos: presentador, director y realizador. Fue un auténtico emprendedor que estuvo presente en un momento crucial, el 13 de junio de 1954, hace casi 70 años, cuando el general Gustavo Rojas Pinilla pronunció un mensaje como Presidente de la República ante las cámaras de la incipiente pero prometedora televisión. Allí estaba, junto otros pioneros como Fernando Gómez Agudelo, don Julio E. Sánchez Vanegas, el hombre nacido en Guaduas en 1930, constructor de una empresa televisiva que legó programas emblemáticos para el recuerdo de muchas generaciones.
Destacó como el conductor de ‘Concéntrese’, un concurso que consistía en recordar parejas de elementos que aparecían en un tablero de 30 números. También fue el impulsor de ‘Panorama’, un periodístico que revolucionó la actualidad nacional con entrevistas, noticias y música del mundo y debates sobre los temas más candentes de Colombia en las décadas de los 80 y 90. Asimismo, fue el propulsor del ‘triple salto’, una conexión satelital que permitía transmitir a Colombia eventos desde lugares remotos, como el Miss Universo desde la mítica Grecia o la gala anual de los Premios Óscar desde el Teatro Kodak, hoy Dolby, de Los Ángeles (California). Fue, además, el hombre que introdujo el eslogan que resonó en muchas emisiones: «hoy desde Moscú, mañana desde cualquier lugar del mundo»; el creador de estaciones de radio emblemáticas (emisoras Monserrate y El Dorado) o dueño de una vena actoral reflejada en algunas películas en los años cincuenta.
Pero para quien escribe estas palabras, Julio E. Sánchez Vanegas significó algo muy especial y por vez primera lo comento. En 2011, como estudiante de Comunicación Social, mientras investigaba la historia de la televisión en Colombia, tuve la oportunidad de buscar en el directorio el número de Producciones JES, la emblemática empresa fundada por don Julio E. que, como muchas otras, se vio afectada por la llegada de canales privados y la crisis económica de finales del siglo XX.
Su asistente, Abel, si mal no recuerdo su nombre y de antemano una disculpa si me equivoco, contestó el teléfono, escuchó mi solicitud y me pidió llamar luego. Mi sorpresa fue que, al comunicarme nuevamente, me citó para una entrevista un lunes a las 11:00 de la mañana en su oficina del edificio Bahía Chicó, al norte de Bogotá. La fortuna, me dije, estaba acompañándome.
Llegué antes de lo esperado. Su asistente me recibió en una oficina llena de recuerdos: libros, premios obtenidos a lo largo de su carrera, su sillón y su mesa de trabajo, además de objetos de su época de radiodifusor, aquella que le permitió conocer a sus dos entrañables amigos: Enrique París y el siempre extrañado -a casi 30 años de su muerte- Otto Greiffestein. Aquel espacio era un compendio de sus logros profesionales.
Su asistente, desde la antesala, me contaba que don Julio E. mantenía la costumbre de atender a amigos, a personas que solicitaban una cita, como yo, o aquellos interesados en retransmitir los Premios Óscar, que, en ese momento, aún estaban bajo su representación. Por eso, no renunciaba a tener una oficina y a despachar durante algunas horas al día, aunque la actividad fuera mínima, me comenta Abel.
Mientras esperaba dentro de su oficina, observé los afiches de las transmisiones de los Premios Oscar con el inconfundible logo de Producciones JES. Fueron dos horas de espera que mitigué explorando los detalles del lugar.
Para mi infortunio, el encuentro no se materializó. Don Julio E. se retrasó y no pudo atender la cita. Al estar de paso en Bogotá, no pude reprogramar mi encuentro. Sin embargo, me sentí satisfecho con solo visitar y observar su ambiente de trabajo por más de cuatro décadas. La atmósfera del lugar reflejaba la impronta dejada en generaciones de televidentes y programadores.
Lamenté perder la oportunidad de una entrevista que me permitiera dimensionar la contribución de Julio E. Sánchez Vanegas a la televisión colombiana.
Quizás la vida se dio cuenta de ese lamento y me dio otra oportunidad. Muchos años después, como corresponsal en W Radio, tuve la posibilidad de estar cerca de ese legado cuando trabajé con Julio, su hijo: el director de Panorama; el realizador de Concéntrese… alguien que lo ha sido todo en la radio y en los medios, como su padre.
Hasta siempre, don Julio E.