“Sin duda, la aplicación de una medida de salvaguardia para el sector lácteo es una necesidad latente para los productores…”. “El TLC ha provocado un aumento en las importaciones que provocan daño a la producción nacional”.
Las anteriores afirmaciones, que podrían ser mías, como presidente de FEDEGÁN, hacen parte del Informe Técnico Final de la Subdirección de Prácticas Comerciales del Ministerio de Comercio, dentro de la investigación administrativa por la solicitud de salvaguardia a las importaciones de leche en polvo desde Estados Unidos, presentada por FEDEGÁN en marzo pasado.
El informe, que fue entregado, para su decisión final, al Comité de Asuntos Aduaneros, Arancelarios y de Comercio Exterior, conocido como “Triple A”, rebatió los argumentos de los oponentes y concluyó que, “Se encontró daño grave en el desempeño de las variables económicas de la rama de producción nacional de leche líquida…”
Pues bien, teníamos razones para esperar una decisión favorable; pero el golpe es más duro cuando la razón nos asiste y se trata del bienestar de 300 mil pequeños ganaderos. El Triple A, apartándose de las conclusiones del Informe Técnico y de su recomendación de imponer la salvaguardia, decidió negar la solicitud. En palabras castizas, “le importó un carajo” el “daño grave” de las importaciones a nuestros campesinos, que malvenden su leche, porque la industria prefiere comprarles a los ganaderos estadounidenses.
He solicitado el acta de esa reunión para confirmar los argumentos que ya sospecho. El Comité cedió a la presión de no “contrariar” a Estados Unidos por temor a represalias comerciales, y a la de los opositores a nuestra solicitud, los exportadores estadounidenses, la Cámara de Alimentos de la ANDI y la industria láctea, que anunció en los medios, a través de Asoleche, una supuesta “disminución en la producción de leche”, dizque “por encima de los 1,6 millones de litros al día”.
Bonita forma de preparar el terreno para aprovechar lo que se viene, pues como también advirtió el Informe Técnico, estamos a menos de un mes de una nueva etapa de la desgravación arancelaria pactada en el TLC, con un cupo sin arancel de 14.266 toneladas de leche en polvo para 2022, y un arancel extracupo de “tan solo el 8,8%”.
Queda esperar que el dólar caro disuada a la industria de las importaciones masivas, aunque ese dólar también ha encarecido exageradamente los abonos y concentrados principalmente, llevando a la lechería a una situación insostenible, que demanda acciones gubernamentales.
Si el dólar no hace su tarea, los cargueros llegarán a puerto en enero, como en años anteriores, con el cupo completo de leche en polvo sin arancel y mucha más con bajo arancel. Allí estaremos los ganaderos, protestando por “el conejo” que las autoridades de comercio le hicieron a la salvaguardia lechera.