MIAMI_ Una situación muy grave, una crisis que muchos cubanos comparan con la del llamado «período especial», pero otros aseguran que es mucho peor, está empujando a numerosos ciudadanos de Cuba a abandonar la isla. Según el Centro para la Democracia en las Américas (CDA), en el año fiscal 2022, casi 178 mil cubanos han llegado a EE. UU. La cifra sobrepasa los registros combinados del éxodo de Mariel (1980) y la «crisis de los balseros» (1994), las dos mayores oleadas migratorias desde Cuba hasta el hoy.
«Es un momento de colapso económico, social y político, que ha vuelto imposible la vida dentro de Cuba», dice Hilda Landrove, investigadora cubana de la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, desde noviembre de 2020, cuando comenzaron a gestarse los movimientos de protesta que culminaron en las manifestaciones del 11-J, la represión arrecia en la isla y el Gobierno ha buscado formas de expulsar a la gente que participó en esos procesos. «En muchos casos, el Gobierno facilitó la salida y, en otras ocasiones, la opción era marcharse del país o ir a la cárcel», prosigue Landrove.
La ruta desde Nicaragua
El trayecto por mar hasta las costas de Miami continuó siendo, en 2022, una vía para abandonar Cuba, a pesar de las palabras pronunciadas por Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de EE. UU., tras las protestas de julio de 2021 en la isla: «A cualquier migrante interceptado en el mar, sea cual sea su nacionalidad, no le será permitido ingresar en los Estados Unidos», dijo Mayorkas.
Pero esto no fue obstáculo para que la Guardia Costera encontrara a 1.067 cubanos en embarcaciones en los primeros cinco meses del año fiscal 2022 (que cuenta desde octubre de 2021 hasta septiembre de 2022). La ruta marítima es la más peligrosa para ellos, «debido a que viajan en embarcaciones de origen artesanal, que no están diseñadas para realizar cruces de ultramar», dice a DW Edwin Viales, del Proyecto Migrantes Desaparecidos, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Una nueva ruta ha ganado importancia desde noviembre de 2021, momento en que los vuelos La Habana-Managua comenzaron a ser los más demandados en la isla. Fue entonces cuando el Gobierno de Daniel Ortega eliminó las visas a los cubanos, por lo que el país centroamericano se convirtió para ellos en el nuevo punto de partida en la ruta hacia Estados Unidos.
El trayecto desde Nicaragua les permite evitar cruzar el temible Tapón del Darién, la peligrosa jungla que conecta Colombia con Panamá. Aun así, atravesar Guatemala y México, hasta llegar a la frontera con Estados Unidos, sigue siendo para los cubanos, como para el resto de migrantes, un camino en el que acechan los traficantes de personas, las violaciones y las desapariciones. Muchos pierden la vida en él. «La principal causa de muerte es el ahogamiento en el Río Bravo», señala el experto de la OIM. También la deshidratación y la fatiga de quienes cruzan el desierto, así como los accidentes de tránsito, están detrás de esos fallecimientos.
De México a Estados Unidos
Las estadísticas de México son elocuentes sobre la presencia récord de cubanos en ese territorio. Un total de 23.526 han sido interceptados entre enero y junio de 2022, la cifra más elevada desde que hay registros. Además, los cubanos ya son la segunda nacionalidad con más solicitudes de asilo en México, superando a los haitianos y solo por detrás de los hondureños: 9.698 cubanos pidieron el reconocimiento a la condición de refugiados hasta mayo de 2022, según el reporte de junio de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
Sin embargo, pocos buscan una regularización migratoria a largo plazo en aquel país: la mayoría quiere llegar a Estados Unidos. Mientras los cubanos interceptados por mar suelen ser devueltos, muchos de los que llegan a Estados Unidos por la frontera con México son admitidos. Aunque no todos: desde marzo de 2020, miles de personas fueron rechazadas en los puertos de entrada por la aplicación del Título 42, una orden de los años 40 rescatada por Trump al inicio de la pandemia de coronavirus, para expulsar directamente a los migrantes que se cree que puedan transmitir enfermedades en EE. UU.
Más colaboración con Cuba en materia migratoria
Para Ariel Ruiz, del think tank estadounidense Migration Policy, si hay algo que ha cambiado el panorama migratorio de los cubanos hacia EE. UU. es la abolición, en 2017, bajo el mandato de Obama, de la política pies mojados/pies secos. «Ahora, los migrantes cubanos tratan de ingresar por los puertos de entrada», ya sea presentándose ante las autoridades o de forma irregular. «Primero los detienen las autoridades estadounidenses, después se les otorga una oportunidad para poder pedir asilo», explica Ruiz.
Y lograrlo es, para los cubanos, más sencillo que para otras nacionalidades: «Antes de Biden, la tasa de reconocimiento de la condición de refugiado era del 45 al 48 por ciento y ahora está en el 55 por ciento. Aunque no es drástico, las cifras parecen indicar que ha habido un cambio para agilizar los procesos de los cubanos», dice Ariel Ruiz, quien estima, además, que el Gobierno de Joe Biden está explorando vías para reabrir la relación con Cuba, en forma de colaboración migratoria con la isla.
Sin solución a la vista
Pero, teniendo en cuenta que las elecciones intermedias están a la vuelta de la esquina y que el voto cubano en EE. UU. castiga las concesiones a la isla, se impone la cautela. «En política interior, Biden no gana mucho con este tipo de nuevas relaciones. Lo que sí lograría EE. UU. sería más visibilidad en Latinoamérica y el Caribe, y una posible mejor cooperación con Cuba», dice Ruiz.
Mientras, continúa imparable el éxodo. El historiador cubano afincado en México Rafael Rojas, apunta que solo una reforma muy profunda en Cuba, unida a una apertura del comercio y las inversiones con EE. UU. y la comunidad internacional podría tener un verdadero efecto de contención. Pero, sentencia, «ninguna de esas dos cosas está a la vista».
*Informe de DW