BOGOTÁ_ Leonor González Mina, conocida como La Negra Grande de Colombia, dejó una huella indeleble en la historia del arte y el folclor nacional. Durante sus 90 años de vida, dedicó más de seis décadas a exaltar la música, la cultura y las raíces afrocolombianas, marcando un antes y un después en la escena artística del país.
En 1956, se convirtió en la primera artista afrocolombiana en irrumpir en el espectáculo musical, enfrentándose a un entorno que muchas veces le fue adverso. “Me discriminaban, pero luché como una pantera”, recordó durante uno de los múltiples homenajes que recibió en vida. Su esfuerzo y dedicación fueron reconocidos con la Gran Orden al Mérito Cultural, un galardón que subrayó su impacto en la cultura colombiana.
La carrera de González Mina despegó tras una gira con el grupo de Delia Zapata en la Unión Soviética, donde reafirmó su compromiso con la música tradicional. Poco después, grabó su primer disco, ‘Cantos de mi tierra y de mi casa’, que marcó el inicio de una trayectoria brillante. Interpretaciones como ‘Yo me llamo cumbia’, ‘A la mina’ y ‘Navidad negra’ se convirtieron en clásicos que le dieron fama nacional e internacional.
Pero su impacto no se limitó a la música. También exploró la actuación y se dedicó a la política, abanderando la lucha por los derechos de la comunidad afrodescendiente en Colombia. “Hay una puerta que se está abriendo. Ahora los afros ya somos un grupo unido”, expresó en una de sus reflexiones sobre el progreso social.
En sus últimos años, encontró una nueva misión en la enseñanza, impartiendo clases de música y canto en la escuela pública Antonio Robles, en Valle del Cauca. Según Paula Moreno, exministra de Cultura, “Leonor González Mina es un símbolo nacional”. Este reconocimiento fue respaldado por Iván Benavides, quien destacó su labor pionera en llevar la música del Pacífico a audiencias nacionales e internacionales.