SALAMINA_ El 2021 para los habitantes de Salamina ha sido de angustia y desconsuelo. La erosión en la vía a El Piñón y el acecho constante del río Magdalena, que amenaza con meterse al pueblo, los ha obligado a dormir ‘con un ojo abierto y el otro cerrado’.
Un año que termina y que para los nativos y residentes ha sido de frustración, pues estaban convencidos que con las inversiones del orden nacional que se anunciaban el ‘alma les volvería al cuerpo’, pero no fue así.
Las obras de mitigación que se hicieron no han respondido a las expectativas y el proyecto macro de solución (el Plan Maestro Integral) está aún en elaboración.
Mientras tanto, el río, que no conoce de estudios ni diseños, sigue acosando y advirtiendo. «Es como si estuviera diciéndonos: pónganse pilas que ya les he dado mucho tiempo», aseguró Juan Carlos Narváez, un comerciante de los alrededores del desaparecido puerto del Ferry.
Alfredo Castillo Díaz, presidente de la veeduría Transparencia por Salamina, Trasama, manifestó que «quizás dos cosas han hecho que no ocurra un desastre: Que el río a pesar de todo ha sabido esperar y que los salamineros creemos en Dios».
«Nuestra lucha es también contra el pesimismo y la desesperanza», anotó.
«Es increíble que todavía estén diseñando y esperando estudios, cuando desde hace mas de dos años hay información técnica de lo que hay que hacer”, aseguró el ganadero Benjamín Santos.
Es importante resaltar que el Ministerio de Transporte, a través del Invías y Cormagdalena, contrataron a la Universidad del Magdalena para la elaboración de los estudios correspondientes al Plan Maestro en su solución integral y definitiva de inversiones y obras, para contrarrestar el fenómeno erosivo, pero no han sido entregado, lo cual limita la destinación de los dineros por parte del Ministerio de Hacienda.
El personero del municipio Carlos Mario de la Cruz indicó que «el año llega a su fin y la erosión fluvial camina hacia la cabecera municipal».