SANTA MARTA_ El avistamiento de aves es una actividad que cada día tiene más adeptos en Santa Marta. Este 14 de mayo se celebró el Global Big Day, una maratónica jornada en la que avistadores aficionados y profesionales salieron a recorrer las calles, cerros y senderos tanto del casco urbano como del rural para contar el mayor número de aves.
Para la edición de este 2022, Colombia volvió a ganar al registrar en la aplicación E-Bird (el Facebook de las aves) más de 1.486 especies; Perú fue segunda con 1.407 y la medalla de ‘bronce’ fue para Ecuador con 1.091 reportes.
Este fin de semana acompañé a Mario Daza, quien lidera la iniciativa de Cerro Seco, una importante apuesta para preservar el bosque seco tropical que hay en el sector de Bureche, en plena zona de expansión de Santa Marta; y Rosa Sanabria, una guía bilingüe de turismo y amante de la naturaleza, en un recorrido de tres kilómetros (ida y vuelta) en el que pudimos apreciar unas 22 especies de aves (Lo sé, es una cifra pequeña pero no somos expertos en el tema, se nos quedaron por fuera varias que escuchamos y no identificamos).
Durante el fin de semana hubo varias expediciones en distintos rincones del Magdalena: La Quinta de San Pedro Alejandrino, Minca, La Tagua, San Lorenzo, Palmor, Ciudad Perdida, Bellavista, Pozo Azul, El Campano, el Parque Tayrona, Las Tinajas, la Ciénaga Grande de Santa Marta, Taganga, río Don Diego, el Vía Parque Isla de Salamanca, la Sierra Nevada, la Ciénaga de Zapatosa, las sabanas en Apure o el bosque de la Universidad del Magdalena, por mencionar algunos.
Si Colombia es el país con mayor número de aves en el mundo, deberíamos promover esta actividad ecoturística especializada en las poblaciones rurales de nuestro territorio para fomentar dos temas importantes: la economía y la preservación de los ecosistemas.
En el libro ‘La Paz es mucho más que palomas’, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID (por sus siglas en inglés), explican que los avistadores de aves estarían dispuestos a pagar en promedio unos 300 dólares por día por este tipo de actividad.
Hay que aclarar que deben darse ciertas condiciones mínimas para el avistamiento de aves: la primera, seguridad porque hay que caminar por entornos tranquilos en el que nadie corra peligro; la segunda es la gran diversidad de especies, entre más aves, mejor y si son endémicas, la cereza del pastel; y la tercera parte de la pirámide es la participación de las comunidades locales, simplemente porque sin los pobladores que cuiden los bosques no habría pájaros que ver.
El Estado debería trabajar más en capacitaciones para la guianza turística, promover el aprendizaje del inglés y desarrollar programas con capital semilla para que estas poblaciones tengan una alternativa de ingresos y así solventar sus necesidades en estos tiempos difíciles que vivimos.