El fenómeno inflacionario que se está sintiendo en la mayoría de países del mundo, también está sacudiendo a Colombia, jalonado principalmente por los incrementos en los precios de la canasta familiar. Tendencia que está gestando un escenario de gran incertidumbre sobre la economía del país, que apenas empezaba a dar indicios de recuperación.
La confluencia de distintas coyunturas, internacionales y locales, como la crisis mundial de los contenedores, los bloqueos del paro nacional, el incremento del dólar, los devastadores fenómenos meteorológicos, la escasez de suministros, por mencionar algunos, han agravado drásticamente la situación impulsando al alza el valor de los productos de la canasta básica en el país. Alimentos como la papa que han duplicado su precio en solo 12 meses, o la carne que ha tenido un incremento de 33%, reflejan el acelerado ritmo que está teniendo la inflación en la Nación.
Aunque en 2021 la inflación cerró en 5,6%, para los hogares más vulnerables la percepción del aumento en los precios se ubicó 2,5 puntos porcentuales por encima, según el Dane, debido al mayor peso que tienen los alimentos, los arrendamientos y los servicios públicos dentro de las familias en situación de pobreza y vulnerabilidad. Una preocupante radiografía, que evidencia cómo en Colombia se amplía, cada vez más, la brecha entre la riqueza y la pobreza.
Si a lo anterior, le sumamos que seguimos con una tasa de desempleo de dos dígitos (13,7%), que se encuentra aún lejos de lograr una verdadera recuperación del mercado laboral, el panorama para millones de familias resulta aterrador. La necesidad de que en la reactivación económica se impulse a las personas que buscan salir adelante es más que latente. Todos los sectores deben construir su crecimiento a partir de la generación de nuevas oportunidades de empleo, ese es el camino para garantizar el crecimiento económico del país.
Como una respuesta a la actual dinámica de la inflación, que fue criticada por unos y elogiada por otros, el Banco de la República realizó un histórico aumento de la tasa de interés en 100 puntos básicos, llevándola a 4%. Aunque era de esperarse que después de rebajar las tasas en 2020 se diera el aumento, no deja de preocupar el movimiento agresivo y los efectos que tendrá esta fuerte política en el bolsillo de las familias colombianas.
Mientras siguen apareciendo nuevas especulaciones sobre la cifra del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de enero, y se deterioran las expectativas de la inflación, es urgente que se implementen nuevas medidas que permitan revertir o mitigar el encarecimiento de los alimentos. Hay que actuar para que se disminuya la fuerte presión que está ejerciendo el aumento de precios en las finanzas de los colombianos, y así evitar que se le siga restando dinamismo a la economía.
Nota: Un tema tan crucial para los colombianos debe ser debatido con responsabilidad y altura entre los candidatos presidenciales. El país merece y exige propuestas alejadas del populismo, que estén aterrizadas con la realidad nacional, no posiciones extremistas que solo buscan cautivar desde la ignorancia.