SANTA MARTA_ La familia Martínez Santos, residente en el barrio Timayuí de Santa Marta, vive momentos de angustia y desconsuelo tras la trágica muerte de Jhonatan Andrés Martínez, conocido cariñosamente como ‘Ostin’, quien falleció en medio de una operación militar en Ucrania, donde se había enlistado como combatiente extranjero en el ejército de ese país.
Han pasado más de quince días desde que recibieron la dolorosa noticia de su fallecimiento a manos de tropas rusas, y hasta el momento no han contado con ningún tipo de apoyo por parte de la Cancillería colombiana ni del gobierno ucraniano para repatriar sus restos.
‘Ostin’, de 27 años, decidió viajar a Europa del Este en busca de mejores oportunidades económicas, con la esperanza de servir en las fuerzas armadas ucranianas y construir una nueva vida. Su familia asegura que más allá del dinero, su motivación principal fue el sueño de apoyar al pueblo ucraniano y al presidente Volodímir Zelenski en la defensa de su país.
Actualmente, sus seres queridos realizan bingos, rifas y otras actividades comunitarias para recoger los fondos necesarios y poder traer su cuerpo de regreso a Santa Marta, donde esperan darle cristiana sepultura.
“Jhonatan soñaba con algo grande. No se fue por ambición, se fue porque creía que podía ayudar y tener una vida mejor”, expresó uno de sus familiares.
Aunque los combatientes extranjeros suelen recibir una remuneración cercana a los 4.000 dólares mensuales, así como compensaciones que pueden llegar hasta los 400.000 dólares en caso de fallecimiento, la familia Martínez Santos asegura no haber recibido ningún pago ni información oficial de parte de las autoridades ucranianas.
El caso de ‘Ostin’ vuelve a poner sobre la mesa la difícil situación de muchos jóvenes latinoamericanos que, en busca de oportunidades, terminan participando en conflictos armados lejanos, dejando a sus familias con el peso del duelo, la incertidumbre y la falta de apoyo estatal.
Hoy, su familia no pide otra cosa que justicia y solidaridad para que el cuerpo de Jhonatan regrese a casa, al barrio Timayuí, donde todos lo recuerdan como un joven lleno de sueños y con ganas de salir adelante.