Hace algún tiempo un amigo me preguntó cuál era la similitud que existía entra la abogacía y el periodismo, No se la respondí en el momento, pero me dejó pensativo. Analizando la pregunta con un poco de calma creo que hay semejanzas entre estas dos profesiones.
Conozco varios colegas que se graduaron como abogados y están ejerciendo el periodismo en medios locales y nacionales. Así mismo, sé de muchos comunicadores que han terminado estudiando y ejerciendo el derecho. Creo que las profesiones se miran de reojo y se acercan hasta juntarse.
También es cierto que el periodismo y el derecho están incluidos en el rango de las carreras humanitarias, no sé si eso es por lo que ambas tienen como legado cumplir una labor social defendiendo la verdad o porque los abogados se meten los códigos en la cabeza y los periodistas hacen lo mismo con la noticia.
Desde que tengo uso de razón las semejanzas entre el abogado y el periodista las he visto despuntar en unidad como la sombra y el sol. Las escuché en velorios, entre vecinos, amigos y comadres, en el parque y en la esquina. Quién tenga más de treinta años y haya nacido en la provincia las debe haber oído. No estoy seguro si fue en medio de una pelea de vecinos o en medio de una discusión entre comadres. Sólo sé que, así como el que nace para zapatero del cielo le cae un pedazo de suela, en muchos pueblos la profesión nacía con la persona.
Si al niño le gustaba discutir y defender los intereses de los demás compañeros en el colegio y en el juego, de inmediato le ponían el título, éste será abogado. Si le fascinaba hablar y en muchos casos hacerlo más de la cuenta y tenía entre sus aficiones leer noticias a voz alta o imitar a los narradores deportivos de una le enganchaban el cartón de periodista. Eso mismo acontecía con quien no era asquiento que decían que servía para médico y quien se dedicaba a jugar haciendo carreteras o construyendo puentes opinaban que sería ingeniero o arquitecto, desconozco si los Nule hacían eso en Sucre cuando estaban niños.
En estos momentos no estoy seguro hasta qué punto el abogado como el periodista guardan los postulados de los abuelos y de la misma profesión. ¿Será que el profesional del derecho está para salvaguardar las leyes, defender a los inocentes y evitar que se cometan injusticias? ¿O el periodista está siempre con la verdad y dando a conocer lo que realmente le sirve e interesa a la comunidad?
Este puede ser tema para muchos debates, es una realidad y no se puede ocultar. Como periodista he aprendido, es mi concepto personal, que la verdad absoluta puede estar únicamente en el hecho mismo. En este aspecto comparto lo que esbozan muchos colegas que únicamente se llega a los alrededores del objeto, nunca se está de lleno en él.
Me explico, el periodista ve el suceso, investiga y redacta. En esos tres pasos ya le está poniendo su sello personal, y al colocar esa rubrica está dando a conocer el suceso a su manera como él cree que puede ser dado a conocer. Debe ser una constante la duda y la pregunta de si es bueno o malo dar a conocer el hecho noticioso. Hay muchos ejemplos al respecto.
Eso mismo puede acontecer con el abogado. Nadie se come el cuento de que todos los defendidos son inocentes. No está claro por qué acomodan las leyes a su conveniencia. Hay situaciones más complicadas aún. He conocido casos en los cuales el abogado a sabiendas de que su defendido es culpable, existiendo pruebas fehacientes, trata de demostrar que es inocente.
Por último, la comunicación es un derecho natural del ser humano y está consagrada en nuestra constitución. De ahí que la corte haya acabado con la tarjeta profesional de periodista al considerar que violaba la carta magna. Y el derecho a la defensa lo debe tener todo sindicado.
Así las cosas, las semejanzas entre la abogacía y el periodismo se dan en muchos niveles. Altos y bajos, negativos y positivos, y están marcadas desde el comienzo de su historia