BOGOTÁ_ Un problema personal por el robo de una maleta con dinero en efectivo de su vivienda en Bogotá se convirtió en el detonante para la salida del Gobierno Nacional de una de las personas que había conseguido mayor poder al lado del presidente Gustavo Petro.
Laura Sarabia, hoy exjefe del gabinete presidencial y mano derecha de Petro, en menos de una semana quedó en medio de un escándalo que, con el pasar de los días, fue tomando más vuelo y terminó convirtiéndose en una bomba de tiempo para el propio ejecutivo.
Junto a ella se fue Armando Benedetti, quien hasta el pasado viernes se desempeñó como embajador de Colombia en Venezuela, quien también tuvo una relación muy cercana con Sarabia, pues trabajo durante varios años cuando hizo parte del Congreso de la República.
Todo comenzó cuando Marelbys Meza, exniñera del hijo de Sarabia, denunció que en el edificio Luis Carlos Galán, ubicado en el perímetro de la Casa de Nariño, fue obligada a realizar la prueba del polígrafo, por ser sospechosa del robo de una alta suma de dinero de la casa de Sarabia.
Aunque Sarabia aseguró que la acción fue aceptada por Meza y se hizo bajo la legalidad, le fue cuestionado el por qué utilizar instrumentos técnicos del Gobierno con particulares que no son funcionarios del ejecutivo.
Benedetti fue involucrado en la historia cuando se aseguró que él estaría chantajeando a Sarabia por cuotas burocráticas, y ante la negativa, la relación entre los dos se fue distanciado.
Por ese y otros hechos, Benedetti fue acusado de filtrar la información de Meza a los medios de comunicación, esto destacando que la exniñera también trabajó para Benedetti y en donde también estuvo relacionada con otro robo de dinero, esta vez acusada por la Adelina Guerrero, esposa de Benedetti.
En medio de esa disputa y de la acusación en su contra, Benedetti cuestionó a Sarabia por conocer información anticipadamente, acusándola de “chuzar”, y de preguntarle públicamente por la cantidad de dinero que fue hurtado de su hogar.
Todo ese lío político y judicial llevó al presidente Gustavo Petro a tomar la decisión de apartar del cargo a dos de las personas que se convirtieron en las más allegadas a su vida y con quienes construyó la campaña presidencial.
“Mientras se investiga, mi funcionaria querida y estimada y el embajador de Venezuela se retiran del Gobierno para que desde el poder que implica esos cargos no se pueda tener ni siquiera la desconfianza que se van a alterar los procesos de investigación”, informó el presidente en medio de la Ceremonia de ascensos de oficiales del Ejército Nacional.
¿CÓMO SE CONOCIERON BENEDETTI Y SARABIA?
Sarabia y Benedetti se conocieron cuando la joven politóloga estaba en búsqueda de una oportunidad laboral, por tal motivo ingresó a trabajar como voluntaria a uno de los equipos de trabajo del partido de La U, colectividad a la que pertenecía Benedetti en ese entonces. Allí Sarabia se conoció con el entonces senador a quien le agradó su trabajo y compromiso.
Sarabia se convirtió prontamente en la mano derecha de Benedetti, además de asesorarlo en la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL), con el tiempo pasó a ser su secretaria privada, trabajó para él en temas laborales y personales de su agenda diaria.
Benedetti cambió su rumbo político cuando decidió entrar de lleno a liderar y organizar la campaña del entonces senador Petro, coordinando su agenda y eventos multitudinarios en las diferentes ciudades en las que hacía campaña Petro.
Por ende, algunos trabajadores del equipo de Benedetti también entraron a la campaña, entre ellos fueron la politóloga Sarabia y el ahora secretario para las Comunicaciones y Prensa de la Presidencia, Germán Gómez.
El exembajador Benedetti le presentó al presidente Petro la figura de Sarabia, la recomendación fue sin titubeos y de toda confianza. El presidente aceptó y fue la politóloga la que acompañó al mandatario en toda su campaña presidencial, junto a su artífice político Benedetti.
Los tres viajaron por el país coordinando, organizando y cumpliendo con la campaña, esto a pesar de que Sarabia se dio cuenta que estaba en embarazo y siguió cumpliendo con la agenda hasta días antes de dar a luz.
Después del nacimiento de su hijo Alejandro, nombre que escogió el presidente Petro, Sarabia continuó coordinando temas de la campaña a distancia mientras cumplía la licencia de maternidad.
Con los meses llegó el triunfo de Petro y Sarabia pensó que hasta ahí llegaba su trabajo, hasta que el mismo presidente le propuso ser su jefe de Gabinete, cargo que inmediatamente aceptó.
En los casi diez meses de Gobierno, Sarabia se convirtió en la mano derecha del presidente, era el puente de comunicación del mandatario en todos los frentes: con los ministros, en el Congreso de la República, los gremios, las empresas, las entidades del Gobierno, la sociedad civil, entre otros.
En un comienzo a Benedetti le agradó la figura de Sarabia: “Estoy orgulloso de tus logros Laura Sarabia. Sin duda, es un reconocimiento a la proyección que tienes para seguir trabajando por nuestro país. Es el preámbulo de una exitosa carrera política”, expresó el pasado 6 de mayo.
Fue tal el poder que tenía Sarabia, que la relación con Benedetti comenzó a empeorar. Fuentes cercanas al exembajador revelaron que a este le molestó mucho que Sarabia dijera en entrevistas con El Tiempo y El País de España que ella no era una cuota de Benedetti, sino que llegó a la vida de Petro por su trabajo.
Para Benedetti, un trabajo que involucra el delicado manejo de temas tan relevantes no se hacía de la forma en la que lo estaba ejecutando Sarabia, por tal motivo, el presidente se estaba asilando de lo que acontecía en Colombia y con los mismos funcionarios del Gobierno, además de la tensa relación que tiene con los medios de comunicación.
Molestia que estaría manifestando Benedetti desde hace algunas semanas: “Me llega esto: Hay quienes se inflan como un globo… por un apellido, un cargo o una cuenta en el banco y se olvidan de que vivimos en un mundo lleno de alfileres”, afirmó el 22 de mayo.
Sin embargo, Benedetti también estaba demostrando tener poder. Fuentes de la Cancillería confirmaron que nunca el embajador notificó las veces que salía de Venezuela, ni en cuáles aeronaves lo hacía, ni con los permisos que necesitaba por ser un funcionario diplomático.
La relación laboral que formaron Sarabia y Benedetti se rompió oficialmente en la reunión que sostuvieron ambos con el presidente este jueves primero de junio pasadas las 10:00 de la noche, en donde se tomó la decisión de que debían salir ambos funcionarios del cargo.
De la reunión trascendido que fue un encuentro muy tenso que tardó un poco más de una hora, allí el presidente habló tanto con Sarabia, como con Benedetti de forma privada, en donde se discutió el tema y las complejidades que este le estaba trayendo al Gobierno.
Por ahora, el presidente quedó sin dos de sus mayores aliados, mientras los hechos se esclarecen.
*Tomado de Colprensa