SANTA MARTA_ Un triste episodio se suma al deterioro del patrimonio histórico de la ciudad: la antigua sede de Aposmar, ubicada en el centro histórico de Santa Marta, sufrió recientemente el colapso parcial de su techo a causa de las intensas lluvias que han azotado la ciudad. El desprendimiento afecta un bien arquitectónico que la comunidad samaria considera símbolo de memoria colectiva, mientras que la entidad responsable de su administración, la SAE, no ha emitido hasta el momento ningún pronunciamiento oficial.
Este inmueble, catalogado como patrimonio local, se encontraba ya en situación crítica por abandono y falta de mantenimiento, según lo documentó un reportaje reciente que ya alertaba sobre su estado de “olvido y oportunidad”. Su ubicación estratégica y su valor cultural lo convierten en un testimonio físico de épocas pasadas de la región. Ahora, parte de su cubierta se vino abajo tras las precipitaciones del pasado fin de semana, lo que agrava el riesgo de pérdida irreversible de esta edificación.
Al oído de la SAE: la antigua sede de Aposmar, entre el olvido y la oportunidad
Las lluvias intensas, comunes en esta temporada, actuaron como detonante del colapso, pero el origen del daño radica en el deterioro previo de la estructura: madera, balcones y tejas ya presentaban fisuras, humedad y desprendimientos menores. Los expertos advierten que sin una intervención inmediata y seria, el resto del inmueble podría colapsar parcial o totalmente, perdiendo para siempre valores históricos y patrimoniales irremplazables.
Ante este escenario, es importante exigirle a la SAE que asuma su responsabilidad, declare un estado de emergencia patrimonial para el inmueble, coordine con la alcaldía distrital, el ministerio de cultura y otras entidades competentes una restauración urgente, y establezca un cronograma de obras accesible y transparente. Es imperativo que se activen mecanismos de vigilancia ciudadana y que se habilite un canal de comunicación oficial que informe sobre el estado del edificio, los recursos asignados y los plazos definidos.
El derrumbe parcial del techo no es solo un incidente técnico: es una señal del riesgo que corren los bienes culturales no atendidos. En un momento en que Santa Marta debería mostrar su historia con orgullo, el silencio institucional y el abandono físico de este inmueble lo convierten en una advertencia sobre la fragilidad de nuestro patrimonio. La ciudad exige respuestas, acción y respeto por su memoria colectiva.







