SANTA MARTA_ El desmedido aumento del precio del guineo y plátano verde tiene a los samarios limitados en su dieta alimentaria y preocupados porque ven como el producto deja de ser el más popular y común de la mesa, para convertirse en el más selecto y fino.
El recurso alimentario, que hasta hace poco se expendía a un valor cómodo en el mercado público, en las tiendas o en las carretillas que recorren los barrios, se incrementó en un 400%.
Hasta hace poco con $2000 se compraban 15 y 18 unidades, hoy, con ese mismo dinero, solo alcanza para 4 o 5.
Resulta difícil creer que anteriormente se conseguía un guineo verde en $60, $80 y hasta $100.
«Con sobrada razón se dice que hoy quien consume este alimento es porque tiene plata», dijo Carlos Aponte, un cliente del mercado.
Mientras los comerciantes del mercado sostienen que el precio del guineo verde es alto porque los productores subieron el valor del racimo, estos últimos sostienen que en las fincas no han incrementado tanto el costo como para que se aumente de esa manera.
«Lo que hay es un tema de especulación pues esto es lo que más juega en contra, porque desde la producción no ha subido en la magnitud que se refleja en la calle», afirmó José Francisco Zúñiga, presidente ejecutivo de la Asociación de Bananeros del Magdalena y La Guajira, Asbama.
También aclaró que no solo el guineo es lo que ha subido de precio, y precisó que el país está experimentando una de las inflaciones más altas, lo que de una manera u otra, impacta en la producción.
Indicó además, que en los últimos dos años, el banano ha tenido aumento en los costos, y comentó que este es un sector con alta mano de obra calificada.
Pero igualmente generan impacto negativo, el aumento en el valor de la energía y la nueva normatividad en la Unión Europea.
«Adicional a esto, el invierno golpeó fuertemente, pues hubo exceso de agua en las fincas. Octubre, noviembre y diciembre, fueron los meses más bajos en producción», anotó Zúñiga.
El dirigente gremial recalcó que pese a lo anterior, «lo que más afecta es la especulación de los intermediadores que venden la fruta al detal en el mercado».
*Informe de Agustín Iguarán en el periódico El Heraldo