Por Agustín Iguarán
Salvar aunque fuere un poco más de la mitad de los 1.079 huevos de babilla encontrados recientemente por la policía del Magdalena, abandonados en el municipio de Plato, es la consigna de Corpamag, a cuyo cargo fueron dejados como ente rector del ambiente en el territorio departamental.
La tarea comenzó luego de que la noticia del sorprendente hallazgo fuera divulgada oficialmente. Lo primero que se hizo en el Centro de Valoración y Atención de Fauna Silvestre, CAVFS (a donde serían dispuestos) fue organizar el material necesario para llevarlos a incubación.
El médico veterinario y zootecnista, Walberto Naranjo, director del CAVFS, dijo que este componente consta de hojarasca y arena, elementos naturales con los que las babillas hacen sus nidos, proporcionándoles el calor y la temperatura óptima para su desarrollo.
«Por ser una cantidad tan grande, no usamos las cajas que normalmente se utilizan para este propósito, sino que los huevos se sembraron en las eras que sirven para germinar semillas para el vivero», comentó el científico.
Agregó que a partir de este momento, habría que esperar por lo menos dos meses, con el fin de establecer qué porcentaje de huevos logran eclosionar y así recuperar las babillas para, posteriormente, llevarlas al ecosistema a que cumplan con su función ecológica.
La idea es mantenerlos protegidos de depredadores que los puedan desenterrar y que estén bajo humedad y temperatura controlada.
«Esperamos que se salven siquiera unas 600 babillitas, que lleguen a una talla mínima entre 25 y 30 centímetros y después soltarlas», enfatizó Walberto Naranjo.
Es de anotar que el resultado depende del grado de manipulación que los huevos tuvieron al ser extraídos de su sitio natural.
Las liberaciones se hacen en la madrevieja de un río o en algunas ciénaga, donde haya cobertura vegetal para que los animalitos se puedan esconder.
DAÑO ECOLÓGICO
Los especialistas suponen que para obtener la cantidad de huevos que fueron hallados, los inescrupulosos que cometieron este atentado contra la naturaleza, tuvieron que intervenir aproximadamente 400 nidos de babillas.
«Es un daño muy grande que se le hace al ecosistema, porque son más de mil animales que no van a estar para cumplir con su función ecológica», precisó Naranjo.
Estos huevos posiblemente iban para algún lugar clandestino, donde se les haría el mismo proceso que hoy se ejecuta en Corpamag para salvar la mayoría. Luego los venderían a los zoocriaderos con producción legal.
LA ÉPOCA
Esta es la temporada de anidación de babillas y caimanes, porque se está en un cambio de de lluvias
Estos reptiles están en la parte alta de la cadena alimenticia y son los encargados de consumir animales que estan enfermos o débiles para mantener las poblaciones sanas.
Aparte de lo anterior, aportan con sus eyecciones, material que sirve como sustrato o abono a las aguas, para que se nutran los peces y organismos que mantienen la cadena de alimentos.
Su principal función en los ecosistemas es contribuir a la regulación de poblaciones de peces, anfibios, mamíferos, aves y otros reptiles que son su principal alimento.
EL HALLAZGO
A orillas del río Magdalena, en el municipio de El Piñón, fue que la policía encontró los huevos de babilla (Caiman crocodilus), cubiertos con papel, fique y abono preparado con tierra y aserrín.
Este hallazgo se logró, gracias a la información oportuna de la comunidad.
Reportó la policía que unos sujetos que transportaban varias canastillas, las habían dejado abandonadas en el sector conocido como La Muralla, cerca al río.