Por: Diego Cabas, Pedro Rodríguez y Jorge Miranda
SANTA MARTA_ Aunque oficialmente nació en 1968 en Santa Marta, el principal nacimiento de Alberto José Linero Gómez se produjo en los medios en 1984 en la fría Bogotá, cuando por primera vez, con poco público debido al contexto y tema, tuvieron contacto con un ‘pelao’ que venía con una ilusión y un propósito definido.
Desde sus primeros pininos mostraba su madera e iba dando pista de lo que podría llegar a ser. Debutó en la radio, guiado por la Iglesia Católica. A través de una convocatoria que se realizó para aquellos jóvenes adolescentes que estuvieran dispuestos a participar en la preparación de la visita del Papa Juan Pablo II a Colombia en junio de 1986.
Con muchas ganas de aprender y deseos de crecer se presentó. Fue seleccionado, dado al talento que se había dedicado a trabajar con constancia y disciplina. Para ese entonces, empezó realizando las notas para el acontecimiento eclesial. Quién iba a creer que aquel joven primerizo que comenzó escribiendo unas notas para el recibimiento del Papa, se convertiría en un motivador y una voz autorizada para adentrarse con un mensaje en todos los colombianos.
El 20 de octubre de 1968, en la calurosa Santa Marta, cuando ya se iba ocultando el sol y caía la noche, exactamente a las 6:00 p.m., la señora Rosina Gómez y el señor Carlos Linero tuvieron la bendición de recibir a su primer hijo, quienes no tenían ninguna preferencia por el género, lo único que deseaban era que la criatura que viniera, estuviera sana. Para ese momento en su casa, en el barrio Los Olivos, fue una partera quien se encargó de traer al mundo a una potencial persona exitosa, disciplinada y que, sin pensarlo, se caracterizaría por aportar un propósito social a nivel nacional e internacional.
Para su madre, “es admirable verlo todos los días por la televisión”. Además, se siente orgullosa al ver que su hijo es una persona tan desarrollada cognitivamente y que impacta positivamente en las personas que lo leen o escuchan. Ella manifiesta que ha conquistado al país y a Latinoamérica, gracias a su magia al hablar.
Recuerda al niño que se interesaba por leer, aprender, redactar poemas. Lo describe como un ‘viejo joven’ por la organización y disciplina con la que contaba. Así también se transporta a su adolescencia, cuando con 17 años decidió emprender un rumbo lejos de ella, en el Seminario de Bogotá. Para formarse como sacerdote, donde no pensaba ni imaginaba verlo en la televisión debido a su condición religiosa.
Alberto José, fue reconocido por pertenecer a la congregación de Jesús y María, conocida como padres Eudistas. Donde en septiembre de 2018 estremeció al país, al informar que se retiraría después de 25 años del ministerio sacerdotal. Una situación extraordinaria y que poco se ha presentado en el país. Era inimaginable que alguien que le había entregado la mayoría de sus años a Dios, abandonaría su cargo para seguirlo como un feligrés más. “Eso es contar con valentía y fortaleza mental”, menciona Rosina.
Por otra parte, no se ha cansado de trabajar y de destacarse en el mundo de los medios a tal punto de convertirse a través de sus prédicas y mensajes motivacionales en un personaje global, es que como se diría en el argot popular, tiene la mañita para llegarle a la gente.
Debido a que explica con claridad y sapiencia lo que muchos no logran encontrar en varias sesiones con un psicólogo. Comparte situaciones cotidianas, de la cual nadie está exento de ser afectado. Te invita a reflexionar acerca de tus actos y actitudes. Expresa su opinión acerca de las últimas tendencias o noticias que son masivas. Pero en especial, transmite esa paz interior que cualquier humano quisiera tener para su vida, te invita a olvidarte por unos cuantos minutos de todos los problemas e inconvenientes que cargas en tu vida.
Brando Barceló, su asistente personal, quien permanece en constante contacto con él, lo define como un hombre alegre, comprometido con su trabajo, organizado y que se esmera por hacer que las cosas salgan de la mejor manera. Lo considera un ser investigativo, que le gusta datearse antes de transmitir cualquier mensaje o información. Intenta siempre “ponerse la diez”.
Siempre ordena sus actividades del día con una herramienta antigua, una agenda. Ahí es donde reposa la estructura de los capítulos que va a realizar para un libro, la temática a la que se va a referir en la televisión o los temas en que se va a enfocar para un video en sus canales.
Por otro lado, tiene sus momentos grises como cualquier individuo. Se molesta con las equivocaciones de su equipo. Él entiende que los errores están al orden del día, pero le causa frustración cuando son repetitivos y ya lo ha notificado en distintas ocasiones, así como también la falta de compromiso dentro de su equipo. Aunque son muy pocas las veces donde esconde su sonrisa o buena cara.
Dentro de su perfil profesional, cuenta con muchos diplomas a raíz de sus estudios, pero por el que es reconocido hoy en día y aún se encuentra ejerciéndolo en distintos campos, es por ser periodista. Egresó del programa de Comunicación Social y Periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana, en 1995. De igual manera, ha alcanzado a publicar más de 30 obras escritas, de las cuales se destaca la tradicional colección de “El Man Está Vivo”.
Linero, desde pequeño tenía claro que su meta era llegar a los medios, debido a que significan un espacio de realización personal, donde podría a dar a conocer todo su potencial e ir escalando hacia la meta que se había trazado. Aunque no todo fue caído del cielo, primero tenía que prepararse bien y empezar a buscar sus oportunidades. Por lo tanto, se nutría de periódicos, libros, revistas, todo lo estuviera relacionado con las letras y la actualidad. Se mantenía como un “lector empedernido”. Además, contaba con tanta chispa que a sus 13 años se dedicaba a buscar información por medios en correspondencia, a las cuales permanecía atento de cualquier novedad.
Una curiosa anécdota que recuerda Alberto, fue en el 2006 cuando participó en el reality show “Tengo una Ilusión” del canal Caracol. El cual constaba de pruebas físicas, académicas y culturales y al exsacerdote le tocó una prueba física, boxear. Durante una semana, estuvo entrenando con el ex púgil colombiano, ‘happy’ Lora, campeón mundial del peso gallo por el Consejo Mundial de Boxeo entre 1985 y 1988.
Una semana después, luego de realizar el acondicionamiento físico y prepararse para boxear, se realizó la pelea. Su contrincante era Alexander Brand, un peleador bogotano que contaba con una amplia experiencia dentro del mundo de las narices chatas. Antes de empezar el combate, ‘happy’ le dijo que en el primer asalto no se moviera mucho, que hiciera movimientos cortos debido a que tres minutos era mucho tiempo. Al momento de salir al ring, la gente comenzó a gritar, él esperaba que fuera algo breve, ya que ese tiempo le parecía poco a comparación de los 90 minutos que resistía jugando al fútbol.
Linero no le prestó tanta atención al consejo de Lora. En el cuadrilátero, hacía “La bicicleta” de Muhammad Ali, ponía la cara a propósito, saltaba, gritaba. Tras un minuto de pelea, empezó a sentirse sin aire, fue a la esquina y le preguntó a Lora cuánto tiempo quedaba, a lo que él le respondió que apenas iba un minuto. Después le pusieron una máscara de oxígeno y pudo pelear durante un asalto más. Continuó en el reality, pero se llevó un aprendizaje ‘a los golpes’ que es mejor escuchar consejos de quienes saben, antes de pasar por arrogante y creer que sabe todo.
De otra manera, Barceló recalca que, al comunicador, “su trabajo le regala felicidad. Le da la posibilidad de mostrarse tal cual como es, sin ningún filtro. Para él, es un privilegio contar historias, tener un mensaje que difundir, dar palabras de ánimo, alegrar a los corazones tristes. En varias ocasiones ha recalcado que sabía que se iba a ganar la vida con el sudor de su lengua. Para su beneficio, hasta el sol de hoy lo ha logrado y se siente pleno al saber que sus habilidades y talento lo pone a disposición de las personas que lo necesitan”.